Ontromus
Celia Corral-Vázquez
Desde que era niña, Estela vive su días junto a un monstruo. Ontromus puede parecer una mujer corriente, pero sus instintos salvajes dejan ríos de muerte por los callejones de la ciudad. Estela la ayuda a ocultarse de mundo en el refugio de su habitación, y se deja cuidar y consolar por ella para escapar de la soledad. Pero, por encima de esa simbiosis, existe algo que las mantiene unidas a lo largo de los años, un lazo fuerte y oscuro que va más allá del afecto.
Estela ha visto las atrocidades dela que son capaces esos brazos que la acunan mientras crece y, en el fondo, comprende que los necesita para librarse de los otros monstruos que acechan desde las sombras de su camino. Pero, ¿acaso podría ella misma llegar a zafarse de ese juego macabro en el que Ontromus la mantiene atrapada a su merced?
Y en polvo de estrella te convertirás
Marce García
En la última batalla, el hijo de la Luna y el hermano del Sol cayeron a la Tierra durante el eclipse, quedando atrapados en territorio desconocido.
Ambos, enemigos mortales, deben ayudarse para conseguir sobrevivir dejando de lado sus diferencias sin darse cuenta de que, poco a poco, lo que están consiguiendo es enamorarse de su mayor enemigo. Pero entre ellos se interpone una antigua maldición: los seres del Sol y los seres de la Luna tienen prohibido tocarse, siendo su castigo convertirse en polvo de estrella con el más mínimo roce.
Copenhague es nuestro
Rebeca Cid Vela
En la cultura celta existe la expresión Anam Cara que se refiere a un alma amiga; esa persona con la que se puede compartir una conexión que trascienda el cuerpo. ¿Qué pasaría si sientes esa conexión con alguien con quien te chocas en el aeropuerto?
Lya y Declan se encuentran allí por razones muy distintas y en situaciones diferentes, pero hay algo que les unirá, la sensación de conocerse con anterioridad.
Copenhague es el escenario en el que estas dos personas se conocerán así mismas y entre ellos.
De cuidarse y cuidar
Firenze Minroud
Ser doctora en Estados Unidos a veces implica doblar los límites de la legalidad buscando estirar la cobertura de un seguro, que te pillen, y huir a casa de tu abuela para hacer borrón y cuenta nueva.
Ana, que siempre ha sido una firme defensora de la filosofía «lo hacemos y ya vemos», rehace su vida en Andalucía: consigue un trabajo, va los jueves al Covirán, se pilla de su jefa y queda con gente chulísima. Perdida en un país y un pueblo que apenas conoce, descubre nuevas pasiones en las labores de su abuela, amores de antes y de ahora, y lo grande que realmente es su familia.
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